En el debate sobre la estrategia de comunicación para marcas globales, surge una pregunta crucial: ¿Cuánto debe una marca global adaptar su forma de comunicar y plantearse a la cultura local? Las marcas traen consigo un posicionamiento, valores y una forma de comunicar que suelen estar muy influenciados por su mercado de origen. Sin embargo, cada país y región tiene una cultura única que no debe ser ignorada.
Tenemos ejemplos de marcas como Coca-Cola, o empresas de telecomunicaciones que han entrado en mercados con una comunicación global. Sin embargo, en ciertos matices, especialmente en estrategias promocionales o estacionales, se adaptan de manera muy particular a cada mercado local. Desde mi punto de vista, es importante entender que, aunque existen valores transversales, también hay códigos de comunicación que en ciertos lugares son bien vistos y en otros pueden ser un suicidio comercial.
¿Es fundamental el uso de imágenes o íconos locales para empatizar con el consumidor? ¿O es más eficaz la utilización de íconos globales para generar empatía? Es cierto que los íconos globales pueden proyectar una imagen de seguridad y solidez, pero, ¿qué tanto conectan con los sentimientos regionales de los consumidores?
Vivimos en una sociedad global cada vez más individualista, donde los nichos de mercado son cada vez más exclusivos y, en algunos casos, radicales. No pretendo profundizar en la justificación de estos grupos, sino analizar desde una perspectiva comercial cuál sería la mejor manera de ofrecer productos y servicios en este contexto.
Es esencial encontrar un equilibrio que permita a las marcas globales mantener su identidad, pero al mismo tiempo conectar auténticamente con los mercados locales. La estrategia correcta puede ser la clave para el éxito en un mundo cada vez más fragmentado.
Comments